Plaza Murillo "Testigo de Libertad" (Parte1.) Recorrido Sonoro Gratuito #7
- Podcast Turístico
- 14 abr 2021
- 7 Min. de lectura
Introducción
Hola Mi nombre es Daylis, que alegría que nos acompañen
en un nuevo viaje sonoro por nuestra ciudad de La Paz… bienvenidos a un nuevo episodio de tu podcast turístico.
En esta ocasión nos acompañará José Ariel Blanco Cartagena Licenciado en Auditoría de la Universidad San Ignacio de Loyola, miembro de la Red de Emprendedores de Bolivia PLEI. Activista y parte del equipo “Un Nuevo Turismo” comunidad de reactivación turística por un turismo más sostenible, responsable y seguro
¡qué tal! Soy José Ariel y junto conmigo conoceremos los secretos de esta plaza tan importante para nuestra ciudad e historia. Testigo de innumerables celebraciones, así como de desdichas, punto equidistante donde inician todas las medidas territoriales de nuestros mapas, escenario de protestas y desfiles, punto de encuentro, punto histórico paceño.
¡No te pierdas! ¡Comenzamos!
Transición musical
Ciudad de esfuerzo y promesa, pueblo andino hecha ciudad, Alonso de Mendoza te dio vida y Murillo con su voz de profeta, prendió la tea de Libertad.
Así iniciamos este recorrido en la histórica plaza Murillo, escenario principal de la revolución del 16 de julio de 1809, día de levantamiento en contra del dominio español.
Hoy, nos encontramos en el conocido “Casco Viejo”, situado en el centro de la ciudad, lugar donde están emplazados importantes construcciones del país, como el antiguo y nuevo palacio de gobierno, el palacio legislativo o congreso y la catedral Nuestra Señora de La Paz.
Hace mucho tiempo atrás, en 1558, hace más de 400 años el corregidor Ignacio de Aranda encargó al alarife Juan Gutiérrez Paniagua diseñar una plaza al otro lado del rio Choqueyapu, lejos de la plaza principal llamada plaza Alonso de Mendoza ubicada en el barrio de Churubamba, hoy más conocido como el barrio de San Sebastián el primer barrio de nuestra ciudad.
La plaza Murillo fue la tercera plaza de la ciudad, después de la plaza Alonso de Mendoza, creada para los españoles y una segunda para los indígenas que se ubicaba entre los espacios que ocupa la actual avenida América y la calle Chuquisaca.
Su diseño obedeció a la ordenanza de las fundaciones de las ciudades españolas, las cuales debían ser delineadas en forma de damero, es decir, en manzanas simétricas, rectangulares y de igual superficie, tal cual lo hacen los cuadros de un tablero de ajedrez. De esta manera, aunque la población vaya en gran crecimiento, se puede siempre proseguir y expandir la ciudad en la misma forma.
La Plaza Murillo es un espacio histórico de Bolivia, pues en ella se han desarrollado diferentes acontecimientos de gran trascendencia para nuestro país y continente, como la Revolución del 16 de julio de 1809, uno de los primeros levantamientos armados independentistas, uno de los primeros gritos libertarios en contra de la corona española del siglo XIX.
Un 16 de julio, hace más de 200 años, cuando se empezaba a esconder el sol, los revolucionarios se levantaron y aprovecharon la celebración de la Virgen del Carmen de la Virgen del Carmen para proclamar la tan ansiada libertad. En aquel día se desconoció la autoridad imperial y la del obispo y se dio paso a la declaración de la independencia, con la ayuda de un gran grupo de personas procedente de varios lugares de nuestro país y Sudamérica.
Se tomaron los cuarteles españoles apoderándose de sus armas, se pidió Cabildo Abierto, una gran reunión pública, y se depuso al gobernador Tadeo Dávila, y al resto de los que se encontraban en el poder, todo esto mientras las campanas de las principales iglesias repicaban, llamando a la revolución.
Días después, se organizó la denominada 'Junta Tuitiva' (gobierno local) cuya presidencia y jefatura de las tropas fue encomendada a Don Pedro Domingo Murillo.
Estos hechos alarmaron a las autoridades españolas y al virrey de Perú, José Abascal, quien envió al militar Manuel de Goyeneche junto a 5.000 hombres para que acabasen con la insurrección a través de una despiadada represión.
Al llegar a La Paz capturaron a los revolucionarios, unos fueron asesinados en la horca, otros torturados, algunos exiliados, mientras que otros fueron condenados a muerte por garrote, procedimiento que comprimía la garganta de la víctima con una soga retorcida con un palo, con un aro metálico que le oprimía la nuca con un tornillo.
Pedro Domingo Murillo murió ahorcado sin antes pronunciar las siguientes palabras quedando estas grabadas en la historia. "Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la apagará...”
A lo largo de los años esta plaza fue conocida por 4 diferentes nombres, al inicio, en la época de la colonia española fue llamada Plaza Mayor, posteriormente cambió a Plaza de Armas. En la época de la naciente República por tercera vez cambio su nombre a Plaza 16 de julio, en honor a la revolución de 1809. Tiempo después como conmemoración al "Centenario de esta Revolución Libertaria de América, la plaza cambió su nombre de manera definitiva, a Plaza Murillo, mediante Ordenanza Municipal del 3 de febrero de 1902. en tributo póstumo al héroe mártir boliviano Pedro Domingo Murillo, en memoria a su participación y liderazgo en la revolución del 16 de julio de 1809.
Y como muchos de los lugares que hemos recorrido, no siempre tuvo la apariencia e imagen que hoy en día conocemos.
Hace más de 400 años lucia muy diferente… Alrededor de ella se ubicaron en los manzanos que la rodean, los principales edificios de la ciudad: el Cabildo, actual Palacio de Gobierno, la iglesia Mayor, actual catedral, las Cajas Reales, hoy la Prefectura.
Las residencias de los vecinos más notables también se encontraban en esta Plaza, tales como un imponente Palacio, vivienda de D. Francisco Tadeo Diez de Medina y Vidango ubicado en la esquina de las actuales calles Comercio y Socabaya, concluida en 1775 y que fue conocida posteriormente como El palacio de los Condes de Arana, actual Museo Nacional de Arte.
Así también prominentes ciudadanos, comerciantes e importantes propietarios tenían sus tiendas y casas en las inmediaciones de la plaza. Era el reducto de la élite local, tenía las mejores condiciones, contaba con iluminación por las noches y concentraba la mayor cantidad de pilas y fuentes de agua. Era un espacio simbólico de consagración y recreación del poder, donde se aseguraba la presencia de las autoridades coloniales y se irradiaba la cultura europea. Los ritos cívicos y religiosos más importantes se realizaban en la plaza: ceremonias religiosas (procesiones, fiestas patronales y cortejos fúnebres); así como actos cívicos y militares (posesión de autoridades, desfiles y revistas de tropa, anuncios de noticias oficiales, entre otros)
La justicia también se aplicaba en este espacio, donde ejecutaban las penas corporales a los criminales.
La plaza también cumplía una función muy importante “la cotidiana” pues en ella se instalaban diariamente pequeños comerciantes mestizos e indígenas que ofrecían sobre todo productos llegados de ultramar.
Constituía además y por todo lo antes descrito, un punto de encuentro y vinculación, entre la élite local, grupos sociales y sectores populares, es decir entre españoles, criollos, mestizos, e indígenas. La gente se reunía en la plaza para comentar las noticias que llegaban desde España, o de algún inusitado suceso local, o simplemente solo para conversar.
En 1587 se inició la construcción de una fuente en el centro de la plaza, hecha de mármol blanco, que después fue trasladada al paseo de la Alameda, (actual paseo del prado). Tiempo después, en 1897 fue desmantelada, y con sus restos se construyó dos años después, el primer cuerpo de la escalera principal del Palacio de Gobierno. Esta, fue reemplazada por otra fuente de mayores dimensiones diseñada por el Arquitecto José María Núñez del Prado y labrada por el artista Feliciano Cantuta, realizada alrededor del año 1852, concluida tres años después e inaugurada el 17 de julio de 1855. Constaba de tres grandes tazas, en la que resaltaba una escultura del dios Neptuno armado de su tridente; adornado por algunas sirenas situadas a su alrededor, que con ambas manos sujetaban contra el pecho un pescado, de cuyas bocas salía agua de cara sobre la fuente. Una rejilla de bronce resguardaba los espacios centrales, encontrándose en su entorno columnas sobre las cuales figuraban algunas gárgolas (cabezas de animales reales o mitológicos) y leones marinos labrados, de cuyas bocas salía el agua al servicio de la población.
Esta segunda fuente perduró hasta 1909 año en que, por motivo de celebrar los 100 años de la revolución del 16 de julio, fue retirada y llevada a la gruta de Lourdes, donde permaneció por algún tiempo hasta que fue desmontada por la construcción del tranvía en la ciudad y se construyó el puente de desplazamiento vehicular, lamentablemente ese fue el último registro de su ubicación. En su lugar se emplazó el monumento que todos conocemos y hemos visto al menos por una vez… situado al centro de la plaza. “El monumento a Don Pedro Domingo Murillo”
Actualmente la plaza se encuentra rodeada de edificios y casas patrimoniales y de algunos árboles en sus cuatro esquinas, con esculturas en su interior y con cientos de palomas con plumas blancas, plomas, y cafés que revolotean en busca del maíz que niños, jóvenes y adultos compran para alimentarlas mientras pasan el tiempo, descansan, juegan, conversan o disfrutan de una deliciosa gelatina con crema chantilly.
Transición musical
Antes de terminar la primera parte de este recorrido, te invitamos a que no te pierdas el siguiente episodio donde conocerás otros aspectos de la plaza que apuesto no conocías, como los túneles subterráneos debajo de ella, la cárcel de la plaza, por qué se conoce como palacio quemado al antiguo palacio de gobierno, además de responder y aclarar algunos rumores, dudas o confusiones… ¿la fuente de Neptuno que mencionamos es la misma que hoy en día se encuentra en el Parque Mirador El Montículo, situado en Sopocachi? ¿la construcción de la catedral aún no se ha terminado? Y una de las más famosas ¿El monumento central es realmente Pedro Domingo Murillo o es solo un torero?
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¡Porque más que escuchar es sentir hasta la próxima!
Agradecemos a:
José Ariel Blanco Cartagena Licenciado en Auditoría de la Universidad San Ignacio de Loyola, miembro de la Red de Emprendedores de Bolivia PLEI. Activista y parte del equipo “Un Nuevo Turismo” comunidad de reactivación turística por un turismo más sostenible, responsable y seguro.

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