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Feria de las Alasitas (Parte 2.) "El Origen del Ekeko y las Miniaturas" Recorrido Sonoro Gratuito #4

Actualizado: 19 mar 2021

Introducción

¡Hey! ¿cómo están?

Mi nombre es Daylis bienvenidos a la segunda parte de nuestro recorrido por la Feria de las Alasitas declarada “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)” el año 2017.

En esta oportunidad tendremos como invitada especial a Litsi Paucara Zapana, estudiante de odontología, fundadora del proyecto Cero Caries Bolivia, voluntaria activa, quien nos acompañara en esta nueva aventura a través de la historia y curiosidades de nuestra ciudad de La Paz.


Hola, soy Litsi y es un verdadero placer para mí, acompañarlos el día de hoy

En este capítulo te contaremos como empezó esta feria, su origen, leyendas e historias, su significado ritual, así como la importancia de las illas y del famoso Ekeko, como elementos protagonistas de la feria.

¡No te lo pierdas! ¡Comenzamos!


Transición musical


La feria de las Alasitas, transitó por varios espacios de la ciudad, hasta poder finalmente establecerse. Los traslados no solo se debieron al aumento de los expositores, sino a las disposiciones municipales y a la organización de las calles, avenidas, plazas y a la creación de un campo ferial.

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Esta feria fue organizada en los alrededores de la iglesia de San Francisco, en la Plaza Murillo, en el Paseo del Prado, en la Plaza España, en la Plaza Sucre, a lo largo de la avenida Camacho, en la avenida Mariscal Santa Cruz, en la avenida Montes, en la avenida del Ejército, en la Terminal de Buses, en la avenida Tejada Sorzano, hasta asentarse finalmente en el actual “Campo Ferial del Bicentenario”, área perteneciente al Parque Urbano Central, declarado patrimonio natural, paisajístico en su área urbana, ubicado en el centro de la ciudad.

Un espacio muy grande, de aproximadamente 39 hectáreas de extensión.

Este espacio es recordado por albergar el zoológico de la ciudad en los años 50’, fue conocido popularmente como “Parque de los Monos” o como “El Parque Roosevelt”. Según se recuerda, en algunas ocasiones se instalaban circos o parques mecánicos, además del gigantesco tobogán que de acuerdo a fotografías de la época estaba pintado de color celeste con rayas blancas, tobogán, que por mucho tiempo fue la atracción principal de este lugar, diversión por la que valía la pena esperar, en aquellas largas filas que niños y adultos hacían para poder resbalar ¡uf! qué tiempos… quizás muchos dirán.


Según cuentan algunos vecinos, se podía escuchar el rugido de los leones o el chillido de los monos; se podía pasear y sacar fotografías en las orillas de una pequeña laguna que albergaba aves como patos y flamencos, además de visitar el Vivero Municipal, en el que, según algunos afirman solían regalar plantitas de jardín. Se dice además que también había cóndores, y un espacio que alojaba una variedad de animales disecados como tortugas, serpientes, loros, incluso hasta un oso hormiguero. Sin duda fue uno de los espacios más concurridos en feriados y fines de semana.

Debido a la topografía y la expansión de la ciudad, dicho recinto no contaba con espacios para el adecuado trato de los animales albergados. Después de varias gestiones realizadas y en función a las necesidades de la fauna del lugar, finalmente, en septiembre de 1993, durante la gestión municipal del entonces alcalde Julio Mantilla se trasladó el Zoológico a la zona de Mallasa, al sur de la ciudad, zoológico que actualmente muchos de seguro conocemos.


Pero ¿cuál es el origen de esta feria? ¿cómo empezó? ¿Por qué empieza el 24 de enero? Si… preguntas que no nos dejan dormir por las noches…


Las versiones sobre el origen de esta festividad son diversas, pero eso sí, muchas de ellas coinciden en que fue en la región andina.

Algunos autores señalan a “Tiwanaku” como punto de origen, otros al valle de “Chuquiago Marka”, más conocido en la actualidad como “La Paz”, una versión dice que la alasita habría nacido en la actual zona de Santa Bárbara, antes ayllu “Uturuncu”.


Del mismo modo tampoco existiría claridad respecto a la fecha de celebración. Pues si bien, empieza cada 24 de enero, especialistas en patrimonio cultural señalan que no existen pruebas suficientes para afirmar que evidentemente, en 1781 se haya instaurado oficialmente la Alasita, como nos lo cuenta Antonio Díaz Villamil.


Según esta versión, todo empezó en 1781, cuando la ciudad fue cercada por indigenas que buscaban rebelarse contra el dominio español, al mando del caudillo Tupak Katari, cerco, que impidió el ingreso de productos a la urbe por más de 180 días, que orilló a muchas personas y familias a comer carne de caballo, de mula o incluso de perros y gatos, hasta cueros de animales, esto de acuerdo a una de las investigaciones publicadas por el MUSEF, Museo de Etnografía y Folklore, días en los que muchos le rezaban a la Virgen en pos de socorro.


En ese entonces hubo dos campesinos Isidro Choquehanca y Paula Tintaya, pareja de enamorados que fueron separados por su patrón Francisco de Rojas quien decidió trasladar a Paula a la ciudad para que atendiera a su hija Josefa Úrsula de Rojas Foronda, esposa del gobernador y comandante de Armas de la ciudad La Paz, Sebastián de Segurola.


Es así que el joven Isidro antes de la partida de Paulita, decide regalarle la estatua de un pequeño dios, un amuleto para que la acompañe como muestra de su amor.


Poco después de la llegada de Paulita a La Paz, la ciudad fue cercada. Durante varios meses, la ciudad no podía aprovisionarse y el agua y los alimentos eran cada vez más escasos. Paulita, sin embargo, no sufría pues guardaba maíz tostado, k'ispiña y charque de llama, provisiones que le eran enviadas por su enamorado Isidro, quien había sido reclutado en el ejército de Tupac Katari y pasaba las líneas de defensa en secreto, para llevarle comida a su amada.


Paulita, sintiendo lástima por sus señores, Josefa y Sebastián, quienes no tenían suficiente para comer, decidió invitarles un poco de su comida y sin poner en peligro a su amado, eligió mostrarles la estatua que Isidro le había obsequiado antes de su partida a la ciudad, figura del dios de la abundancia. El gobernador y su esposa, quienes estaban hundidos en la ansiedad y la angustia, aceptaron esta explicación sin quejarse y gradecieron humildemente a este pequeño dios andino.

Después de varios meses de cerco, el ejército español llegó a La Paz y la ciudad fue liberada.

De esta manera El Gobernador Don Sebastián de Segurola dicta una ordenanza para que de allí en adelante la feria que entonces era celebraba el 20 de octubre, aniversario de fundación de la ciudad se trasladara al 24 de enero, fiesta de la virgen de Nuestra Señora de La Paz como piadoso homenaje en gratitud a la virgen, quien, según muchos creyentes, había protegido a la ciudad durante aquel tiempo, o quizás, aquel cambio fué simplemente para festejar la victoria española.


Así también queriendo rendir homenaje al pequeño dios precolombino que los había salvado, hizo además que en dicha feria tuviera preferencia la venta o intercambio del Ekhekho, aquella figura que según paulita los había ayudado. El gobernador, sin mucha explicación, dio su palabra de honor, indicando que estas figuras traerían suerte a quienes los tuviesen.

De este modo, el Ekeko se volvió una de las piezas centrales de las Alasitas, conocido como “El Dios de la abundancia”, fuente de recursos contra el hambre y la miseria, bondadoso ídolo que concede la felicidad.


Sin embargo, esta deidad no siempre tuvo la apariencia que hoy en día todos conocemos, bonachón, de baja estatura, panzón y con abarcas hechos de llanta en vez de zapatos. con la carita rosada y lampiña, con bigote y pómulos rojizos, con su ch’ulito (gorro indígena) multicolor y sombrero de ala mediana que cubre su cabeza algunas veces, con las piernas cortas, los brazos abiertos y un cigarro en la boca listo para fumar cuando se le solicita favores.


Estatuilla hecha en madera, estaño, plomo, plata, oro, yeso, barro cocido o en piedra, cuyo tamaño aproximado está entre los 20 a 40 cm. Llegando inclusive a existir replicas más grandes de más de 1 metro de altura, como el monumento al Ekeko, obra del escultor Victor Zapana Serna ubicado dentro del campo ferial y al que le rinden homenaje cada 23 de enero, monumento que antes de ser emplazado en este lugar, anteriormente había rotado por varios espacios públicos de la ciudad a causa de malas creencias populares, entre las que se decía que si no se le rendían tributo cada año, traería al barrio o la zona donde se encontrase pobreza y miseria.


A parte de la simpatía que refleja su apariencia, este personaje lleva colgadas bolsitas de arroz, harina, fideo, café, azúcar; no faltan, algunos muebles como las sillitas o instrumentos musicales tradicionales como charanguitos, quenitas o zampoñitas, además de algunas herramientas como las palas o picos, en fin lleva colgando alrededor suyo desde su cuello hacia abajo, rodeando por completo su pecho y espalda, cositas en miniaturas que representarían las necesidades y deseos de quienes lo adquieren.


No, no siempre tuvo esa apariencia pues según algunas investigaciones este personaje de origen precolombino era presentado desnudo, labrado en piedra con una joroba y un enorme atributo sexual en erección, era el dios de la abundancia, de la alegría y sobretodo de la fertilidad trayendo consigo prosperidad y armonía, viéndose esto reflejado en más animales, pareja y una buena cosecha.


A lo largo de la historia ha sido comparado por algunos autores con deidades como Tunupa o el Tío del Socavón, pues al igual que al segundo se le ofrece alcohol, coca y cigarro.


Conocido con diferentes nombres: EKEKO, EKHAKHO, IQUICU, IQAQU, EQUECO, EQAQO, EKHEKHO… bueno, siempre conservó su denominación como el dios de la abundancia, enfocado a la buena fortuna y prosperidad.


Con la llegada de los españoles su apariencia cambia, cubriendo su desnudez inicialmente, para después prohibir su veneración, manteniéndose, esta, en la clandestinidad. Esto, hasta el año de 1781 en el que aparece nuevamente reinventando de esta manera, su apariencia original.


Existen versiones en las que se afirma que la apariencia actual del Ekeko está inspirada en Francisco de Rojas, suegro del gobernador, hombre que había enviado a Paulita a la ciudad, separándola de Isidro, ¿recuerdan?

Mientras que otras suponen con relativo acierto, que la simpática figura del Ekeko fué copiada de la facha del mismo gobernador Sebastián de Segurola, hombre rechoncho, barrigón, y pequeñito.


Siguiendo otras de las versiones acerca del origen de esta feria, se cuenta que una vez cambiada la fecha de su celebración de octubre a enero, indigenas de los alrededores y de los pueblos próximos traían objetos pequeños, para ser intercambiados por monedas de piedra, mientras gritaban ¡alasita!, ¡alasita! que quiere decir ¡cómprame!, ¡cómprame!

Así también se cuenta que en tiempos pasados se podia pagar con piedrecillas planas, pulidas y extrañas y hasta con botones de cobre o bronce, permaneciendo esporádicamente esta costumbre hasta fines de los años ’50.


Ahora es momento de ir más allá y hablar sobre el significado ritual de esta feria, festividad sagrada, que inicia con el solsticio de verano del 21 de diciembre (TIEMPO HÚMEDO – TIEMPO DE LLUVIAS) conocido como JALLUPACHA.

Antiguamente, en esta festividad, se ofrendaba ritualmente a las ILLAS, representaciones simbólicas de objetos, animales y personas (amuletos o talismanes) que funcionan como un medio por el cual dichas representaciones, deseos o peticiones podían volverse realidad.

Todo lo que existe en el mundo tiene su illa, es decir su representación en miniatura. las illas eran objetos asociados a deidades protectoras y con cierto poder, como la luz, aquella energía que llega con los primeros rayos del sol, o el trueno (Illapa), quien por su relación con las lluvias era proveedor de vida.


Se han hallado figuras, que aparentemente fueron utilizadas como ofrendas funerarias, enterradas en el plano subterráneo, en el mundo de abajo, donde moran las semillas y crecen con la ayuda de los muertos.


Se las concebía como objetos que debían ser conservados por mucho tiempo, a fin de conseguir riqueza o ventura, imágenes, moldeadas en arcilla o talladas en piedra, figuras de animales, o plantas, a las que se les atribuía el poder de la fertilidad, la buena cosecha y la reproducción del ganado.

Hoy en día estas han evolucionado hasta convertirse en las miniaturas de objetos que actualmente conocemos.


Antes de terminar este recorrido ¿qué significa alasita? Bien,

el nombre de Alasita tiene diferentes significados, como aquella interpretación en aymara, en la que Alasita significaría "cómprame". Pues esta festividad trataría de la compra de las illas o aquella otra, que hace alusión al verbo aymara Chhalaqa o Chhalaqasiña que significa intercámbiame haciendo referencia al trueque que se hacía de las miniaturas, de las illas.


Muchas gracias por acompañarnos en la segunda parte de este recorrido por la feria de las Alasitas.

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Porque más que escuchar, es sentir ¡hasta la próxima!

 

Agradecemos a:


Litsi Paucara Zapana

Invitada especial de este episodio

Estudiante de odontología, fundadora del proyecto Cero Caries Bolivia, voluntaria activa del movimiento

"Juventud Obrera Cristiana" JOC


"Deja el mundo, mejor de lo que lo encontraste"


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