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Mirador del Montículo "Hasta que el Montículo nos separe" Recorrido Sonoro Gratuito #2

Actualizado: 19 mar 2021

¡Hola bienvenidos!

Mi nombre es Daylis, que alegría que nos acompañen en este gran viaje sonoro por nuestra ciudad ¡bienvenidos! al segundo capítulo en el que visitaremos uno de los lugares más románticos e interesantes de La Paz, el parque mirador "El Montículo", en el que a lo largo de la historia cientos de personas se han jurado amor eterno ¡Comenzamos!


Ubicado en Sopocachi, barrio bohemio que dio albergue a numerosas generaciones de intelectuales y artistas, lugar de inspiración y tranquilidad ahora reconocido es como patrimonio histórico, cultural y paisajístico de la ciudad de La Paz, ha sido y es un refugio para los enamorados.

En época colonial según nos cuenta Fray Antonio de la Calancha en esta zona vivía el pueblo aimara Janqu- Janqu o Ancu Ancu cuyo nombre hacía referencia al terreno seco de esta región, el ayllu conformado por alrededor de dos mil habitantes, fue testigo de un derrumbe que acabo con sus vidas, un día, 1582 la tierra tembló y un deslizamiento en la región desde lo que ahora se conoce como la zona del Kenko y Achocalla, los sepultó.

Según estos datos el montículo habría sido levantado sobre los restos de este pueblo que desapareció quedando en pie según se cuenta solo una capilla y una niña de ocho años de edad. Con los años esta región fue denominada “Sapaj Kachi”, que haría referencia a una colina solitaria.


Al llegar a la Plaza Mirador el Montículo, caminando por un callejón desde la avenida Ecuador, lo primero que capta nuestra atención es la famosa portada del Montículo.

Portada colonial realizada en 1776 por talladores de origen aimara en piedra arenisca de estilo barroco su parte inferior es de forma semi cuadrada y la superior parecería casi un triángulo con bordes en forma escalonada y cuyo centro estaría decorado con una figura parecida a la de un ovalo vertical rodeado de vegetación tallada, figura que en sus inicios era la imagen de un escudo consagrado a la Santísima Trinidad, hoy desaparecida pues durante décadas esta portada sufrió varios deterioros y durante su traslado al Montículo se alteraron algunas de sus características principales. Tiene una altura de 10 metros y un peso aproximado de 20 toneladas; al centro tiene una abertura como una puerta con la parte superior curveada y sobre ella la figura tallada del número 1776 haciendo referencia al año en la que esta portada fue creada; a sus costados se alzan dos columnas, adornadas en su parte inferior con arte barroco, destacándose en cada columna la figura tallada de un león, parado en sus dos patas traseras y con las otras dos delanteras extendidas hacia adelante, símbolo del triunfo de la eucaristía, mismos que por su posición se mirarían uno al otro con vista al centro de la portada; a los costados de las columnas izquierda y derecha otras figuras talladas resaltan a simple vista dando la impresión de ser plantas talladas con hojas y ramas entrelazadas.

Esta portada inicialmente fue parte de una casona colonial del convento de Santo Domingo que durante varios años fue la sede del seminario conciliar San Jerónimo, establecimiento de enseñanza más antiguo y notable de la ciudad, que se encontraba en la calle Jenaro Sanjinés, conocida en época colonial como la calle Del Seminario y en época republicana como la calle del Teatro pues en ella estaba y sigue emplazado el teatro municipal Alberto Saavedra Pérez lugar en el que se escuchó por primera vez nuestro himno nacional.

Durante la segunda década del siglo XX la casona colonial fue demolida para construir el edificio de la escuela fiscal de niñas número 1, hoy más conocido como Liceo Venezuela. En 1944 esta portada fue desmontada y trasladada al parque del Montículo en el cual se ejecutaban obras de ampliación y modernización derribando arboles añosos, habilitándose la pila de la Fuente de Neptuno y reconstruyendo la antigua iglesia de estilo colonial, esto bajo la dirección y diseño del destacado arquitecto y urbanista paceño Mario del Carpio.

Es momento de ingresar oficialmente al parque mirador el Montículo a través de la puerta de la portada que ya describimos vemos hacia adelante algunos árboles de aproximadamente 20 metros de alto ubicados dentro de las jardineras del mirador, avanzamos hacia adelante, ahora a ambos lados dentro de sus respectivas jardineras hay 4 piedras talladas 2 a la derecha y otras 2 hacia adelante a la izquierda, en ellas se puede leer el texto ILLIMANI - NÉSTOR PORTOCARRERO seguido de la letra tallada de la icónica canción TANGO ILLIMANI, letra, dividida en 4 partes una en cada piedra y que al juntarse y cantarlas se escucharía así: “Tierra mía, mi canción como un lamento ve en las noches de esta innata lejanía, y mis versos, el recuerdo hecho armonía sollozando por el monte lleva el viento. es tu cielo de un azul inmaculado son tus flores de un perfume sin igual, desde el Lago Titicaca te han cantado mil sirenas con sus voces de cristal Sopocachi de mis años juveniles, quince abriles quién volviera hoy a tener, Miraflores mi refugio dominguero sólo espero a tu regazo volver. y cantar mi serenata bajo tu luna de plata cerca del amanecer, y entre amigos y cerveza, disipar esta tristeza y una nueva vida hacer…" Muchos no lo saben, pero el nombre oficial de este mirador es Néstor Portocarrero, en honor al compositor del famoso tango Illimani, canción que acabamos de escuchar.


Seguimos avanzando hacia adelante y después de algunos pasos giramos y caminamos hacia la derecha para luego girar y avanzar nuevamente hacia adelante 12 a 15 pasos mas.


Delante nuestro, la famosa fuente de Neptuno realizada en mármol blanco en 1928 a iniciativa del presidente Hernando Siles, obra del escultor Jose Magnani. Inicialmente estuvo ubicada en el lugar en el que hoy en día está emplazada la Fuente de la Madre Patria en el Paseo del Prado entre la tradicional heladería Dumbo y el edifico San Pablo, allí estuvo hasta 1944 año en que fue reubicada al eje central del Montículo, lugar en el que ahora estamos parados.

Esta fuente está compuesta por 3 figuras, la principal, al medio corresponde al dios romano Neptuno de 1 metro de altura y en posición erguida, quien, pisa y agarra con la mano izquierda lo que a nuestro parecer es la cola de un gran y feo pez, posiblemente un tritón, un anfibio de aspecto similar a la salamandra. Según se cuenta, después de algunos años, la figura del dios Neptuno sufrió la pérdida del tridente que sostenía con la mano derecha, siendo este repuesto hasta 3 veces, es por ello que en algunas fotos del dios Neptuno no aparece con él; a su lado hay dos caballos mitológicos con colas y aletas de pescado reclinados una a la izquierda y otro a su derecha.


Ahora avanzaremos rodeando la fuente de Neptuno por la izquierda siguiendo el camino ya marcado con el objetivo de acercarnos a la iglesia de la inmaculada concepción, más conocida como la iglesia del Montículo.


Según crónicas coloniales, en 1538 un horrendo movimiento sísmico, como narra Ismael Sotomayor en su libro Añajerías Paceñas, derrumbo la iglesia. Durante días los vecinos trataron de hallar la imagen de la virgen, que se encontraba dentro de ella, esto sin éxito alguno, hasta que, según se cuenta, una luz brillante, venida del cielo, alumbró una noche el lugar donde la virgen se hallaba sepultada.

Los milagros de la Inmaculada Concepción continuaron hasta finales del siglo XIX, cuando después de construir una nueva iglesia esta fue destruida nuevamente por llamas de un incendio, entonces una vez más ¡milagro! la imagen fue hallada intacta.

Desde entonces, las parejas han visitado este lugar en busca de que su matrimonio sea bendecido por la virgen “milagrosa” pues se cree que esta es una iglesia que atrae la suerte a los recién casados, palabras de Luis Carpio Terrazas, sacristán de esta capilla paceña.


Pero no todo siempre fue de color rosa para los enamorados, según los escritos del intelectual Walter Montenegro no todos los vecinos de Sopocachi estaban conformes con las parejas que venían a este lugar, se narra que damas de la clase alta paceña, llamadas así mismas “celadoras de la moral” se encargaban de ahuyentar del lugar a las parejas, valiéndose de la ayuda de la policía, saliendo con la suya hasta el día de su muerte pues apenas las señoras murieron de viejas la parejas de enamorados al parque regresaron.


La actual iglesia está pintada de color rosa anaranjado, su puerta principal está decorada con una portada dorada y tiene una torre con fachada de piedra, con un campanario en la parte superior.

Justo al frente del ingreso principal de la iglesia divisamos el reloj del montículo, que descansa sobre una estructura metálica, pintada de color verde y que a su vez está montado sobre una caseta color rojiza anaranjada, a simple vista tiene dos campanas una en encima del reloj y otra debajo colgando de él, este peculiar reloj tiene la forma de una caja cuadrada con cuatro relojes laterales con 12 números romanos uno en cada cara; es uno de los relojes más antiguos de la ciudad y el que mejor se conserva y funciona, señalando desde hace muchos años y con toda exactitud las horas, las medias y los cuartos, con campanadas que se escuchan a la distancia.


Avanzando hacia adelante a nuestra derecha vemos una casita con 8 columnas que sostienen un techo que termina en punta hacia el cielo, con base octagonal, es decir 8 lados.


Seguimos avanzamos hasta encontrar emplazado en otra jardinera el monumento a Beethoven genio indiscutible de la música clásica, monumento cuyo diseño fue hecho por el arquitecto Hugo Almaraz y el tallador Hilario Mamani, donado por Flavio Machicado Viscarra en 1970, este año 2020 fue reinaugurado como homenaje a los 250 años del aniversario del nacimiento del compositor alemán, reconstruido en piedra Comanche y con la inscripción de la “Oda a la Alegría” en su parte posterior, a cargo del reconocido escultor Flavio Ochoa.


Bordeando esta jardinera por el lado derecho poco a poco ingresamos a lo que sería oficialmente el mirador, caminamos hacia adelante encontrando nuevamente un ornamento, cuya estructura sería similar a la de una ventana pues tendría una abertura en su parte central con vista hacia el este y sur de nuestra ciudad una vez allí giramos a la derecha bajamos un escalón y damos unos 13 pasos hacia adelante aproximadamente…. ¡Vualá! una vista increíble de nuestra ciudad desde este punto vemos hacia lejos a nuestra izquierda el majestuoso nevado del Illimani y adelante nuestro, las cabinas del teleférico línea amarilla, que se desplazan y recorren nuestra ciudad por los aires con dirección de derecha a izquierda y viceversa desde esta perspectiva.


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